Sin duda, algunos de los capítulos de nuestra vida que más satisfacción producen en nuestro recuerdo son aquellos en los que se combinaban la estrategia con las pasiones, la competitividad con el compañerismo, el esfuerzo con el premio y –al final–, la formación física con los valores. Hablo del deporte, ¡claro!
Pero cuando dejamos la competición, el espejo nos revela que “la fuerza de la gravedad” es una inevitable magnitud que rige nuestro cosmos. Tras ese ingrato “hallazgo”, muchos tratan de hacer un hueco en su apretada agenda laboral para ir al gimnasio o seguir practicando algún tipo de ejercitación. Los resultados dependen del trabajo desarrollado, y en muchos casos, el premio gratifica nuestra auto-estima. Por eso, y antes de que “la fuerza de la gravedad” converja inexorablemente con el paso de los años, bien merece la pena hacerse un book fitness con las imágenes que siempre nos permitirán recordar la mejor versión de nuestro “envoltorio material”, ese “cuerpo serrano” que algún día llegará a ponerse rancio.
